El problema
Actualmente, Estados Unidos gasta más en defensa que los siguientes nueve países juntos, con más de 730 mil millones de dólares asignados en el año fiscal 2021. Gran parte de este gasto alimenta una huella militar global expansiva y mantiene grandes reservas de sistemas y plataformas de armas obsoletas.
Este presupuesto inflado agota los recursos sin prepararnos adecuadamente para las amenazas actuales y emergentes. Las prioridades internas críticas, como la infraestructura, la educación y la atención sanitaria, siguen sin recibir suficiente financiamiento.
Nuestra política exterior también depende en gran medida de la intervención militar como primer recurso cuando surgen desafíos. Pero las guerras de Vietnam, Irak y Afganistán demostraron los límites de la fuerza militar y costaron innumerables vidas y billones de dólares a los contribuyentes.
Además del inmenso costo monetario, las intervenciones militares excesivas tienen consecuencias geopolíticas. Las bajas civiles y la inestabilidad regional generan resentimiento y, de hecho, socavan nuestros intereses de seguridad nacional a largo plazo en todo el mundo.
Debemos reconocer que las amenazas del siglo XXI, como los ciberataques y las campañas de desinformación, no pueden abordarse únicamente con la fuerza militar tradicional. Nuestra seguridad requiere un enfoque equilibrado y específico.
Cómo resolveremos el problema juntos
Como tu senador, un graduado de West Point y un veterano militar que luchó por Estados Unidos en la Guerra del Golfo, defenderé el tamaño correcto de nuestro presupuesto militar para centrarnos en las prioridades del siglo XXI. Esto fortalecerá la seguridad nacional y al mismo tiempo liberará fondos para reconstruir a Maryland y Estados Unidos.
Llevaré a cabo una revisión de arriba hacia abajo de todos los programas de defensa para identificar desperdicios y redundancias. Debemos hacer la transición desde costosas plataformas heredadas que no son adecuadas para las necesidades actuales.
La actual división del presupuesto entre el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea es un enfoque obsoleto que debe ser reevaluado y modernizado. Las asignaciones para nuestras fuerzas armadas deben determinarse cuidadosamente en función de las amenazas y necesidades modernas, con un aumento o disminución cuando se requieran recursos para garantizar la seguridad nacional.
Los ahorros deben reorientarse hacia una mayor ciberseguridad, sistemas de defensa autónomos, defensa antimisiles, desarrollo de capacidades diplomáticas y otras capacidades asimétricas adecuadas para las amenazas modernas.
También reformaré nuestra cultura de política exterior para que la acción militar sea el último recurso. Inversiones adicionales en diplomacia y cooperación ayudarán a resolver los conflictos antes de que se salgan de control.
Un ejército realineado y con el tamaño adecuado también cuidará mejor de los militares y veteranos. Me aseguraré de que los ahorros se reinviertan para mejorar los salarios, la atención médica, el apoyo a la vivienda, los beneficios educativos y los programas de transición profesional para quienes prestan servicios.
Designaré una comisión bipartidista de expertos en defensa y política exterior para revisar minuciosamente el gasto y hacer recomendaciones de reforma estructural al Congreso. Repensar los presupuestos militares requiere un análisis no partidista.
Cómo avanzaremos en el tema en Washington, DC y Maryland
En el Congreso, lideraré los esfuerzos bipartidistas para ajustar los presupuestos de defensa, cerrar bases en el extranjero y aprobar legislación para reutilizar los ahorros en proyectos de infraestructura nacionales.
Construiré coaliciones entre legisladores para anteponer los intereses a largo plazo de Estados Unidos a las ganancias de los contratistas de defensa. Ha llegado el momento del cambio estructural.
En Maryland, trabajaré estrechamente con líderes estatales y locales para dirigir los fondos reinvertidos a necesidades prioritarias de infraestructura, creando empleos y oportunidades. Mi oficina también ayudará a los veteranos en su transición a la fuerza laboral.
Me comprometo a tomar decisiones de realineación de bases militares de manera transparente, pensando en los impactos económicos locales y el apoyo a la transición para las comunidades y el personal afectados. Este proceso requiere cuidado y compasión.
Los Beneficios para Estados Unidos y Maryland
La realineación estratégica de nuestro ejército permitirá una importante reinversión en infraestructura nacional, creando empleos y oportunidades.
Específicamente en Maryland, los ahorros podrían ayudar a mejorar nuestras redes de transporte, reemplazar los sistemas de agua obsoletos, ampliar el acceso al Internet de alta velocidad y modernizar las escuelas públicas. Esto impulsará los empleos, la manufactura, la innovación y la competitividad económica en Estados Unidos y Maryland. Y mejorará la vida cotidiana de todos nuestros ciudadanos.
Un enfoque militar y diplomático más equilibrado mejorará tanto nuestro poder fuerte como nuestro poder débil a nivel mundial. Podemos competir mejor económica e ideológicamente si lideramos los derechos humanos y el desarrollo sostenible.